La funcionalidad y la practicidad deben ir unidas al gusto del niño, para que éste disfrute de su habitación y duerma plácidamente sin querer invadir constantemente la cama grande de mamá y papá. La iluminación en la guardería es un tema muy importante por muchas razones. Cuando se habla de la iluminación de la habitación de un niño, lo primero que hay que pensar es que el niño pasará muchas horas en esa habitación leyendo, estudiando, haciendo los deberes o simplemente realizando actividades creativas como el dibujo. Por ello, es fundamental que la iluminación artificial sea suficiente, adaptada a las necesidades del niño y, sobre todo, saludable. La mejor opción son, sin duda, las llamadas bombillas ecológicas.
¿Qué son las bombillas?
Las bombillas ecológicas se definen como todos los dispositivos de iluminación que duran más, limitan los residuos y la eliminación de equipos eléctricos y producen menos calor y emisiones, si es que las hay. Se dividen principalmente en tres categorías: halógena, fluorescente y LED. Las lámparas halógenas son, sin duda, la mejor opción para las habitaciones infantiles, ya que proporcionan una iluminación potente y completa que evita que los ojos de los niños se cansen demasiado al estudiar o leer.
¡Las lámparas de escritorio!
Especialmente en algunas habitaciones pequeñas y oscuras o por la noche, no basta con iluminar la habitación de los niños sólo con la luz de la araña en el centro del techo. Si los niños tienen que terminar sus deberes y, por lo tanto, están sentados en sus pupitres u ordenadores, lo mejor es proporcionarles una lámpara de escritorio, que iluminará su zona de trabajo de forma puntual y circunscrita. Si el espacio es un problema, puede ser una buena idea colocar un tubo fluorescente en la pared junto al escritorio. Este tipo de solución también es más segura, ya que la lámpara sobre la mesa puede volcarse o caerse.
Luces nocturnas para las habitaciones de los niños
El problema al que se enfrentan muchos padres es lidiar con los miedos nocturnos de sus hijos. A menudo no quieren dormir solos e intentan colarse en la cama de sus padres, molestando al resto de la familia, porque tienen miedo a la oscuridad. Una estrategia para ayudarles a superar esta inseguridad, y a crecer, puede ser el uso de luces LED de colores aplicadas a lo largo de ciertas paredes de la habitación. Decoran, les alegran y, si se eligen en tonos azules y celestes, les ayudan a dormir y a calmarse.